La semilla de linaza comenzó a cultivarse en Egipto alrededor del año 5.000 antes de Cristo, pero sus propiedades y valores nutricionales fueron reconocidos por los franceses, quienes en el siglo XIX la incorporaron a su dieta y a su estilo de vida. Este óleo tiene muchos beneficios entre los cuales están: disminuir el riesgo de enfermedades al corazón; ayudar al tratamiento de artritis reumatoidea, psoriasis y lupus; prevenir el cáncer y la diabetes. Más del 70% del Aceite de Linaza es ácido graso poliinsaturado y una de las características que lo hace único es la alta proporción de ácido alfa-linolénico (ácido graso omega-3) en relación al ácido linoléico (ácido graso omega-6). Los cuales son considerados esenciales debido a que el cuerpo no puede producirlos por sí solo. El Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón en la edición 2010 de Estándares de Dieta y Consumos del país, recomienda consumir a lo menos 2,2 gramos al día de ácidos grasos omega-3, los cuales se encuentran en altas cantidades en las semillas de linaza y sus derivados. Usos gastronómicos: Es perfecto para aliñar ensaladas; preparar pastas y salsas; matizar sabores de queso fresco y cereales.